El movimiento del 15 M, los indignados, Democracia Real Ya… Desde hace seis meses la política ha salido a la calle y parece que se a quedar allí hasta que las cosas cambien, lo que de momento, significa que por tiempo indefinido.
Estábamos acostumbrados a que la gente dijera que no le interesaba la política. Lo decía por convicción, porque hablar de política supone casi siempre discutir, porque no es fácil estar al corriente de todo y tener una opinión sobre todo, y también y en gran medida porque las cosas siempre han ido razonablemente bien. Hasta ahora.
Ahora todo va mal y de repente nos hemos dado cuenta de que también es por nuestra culpa. Esta vez, ni los que presumen de eso de que les va de puta madre están convencidos de que esa bonanza no vaya a tener un horizonte cercano. Por suerte, también nos hemos dado cuenta de que las cosas pueden cambiarse.
Las encuestas que publicaron ayer El Mundo y El País hablan de dos desastres: el del PSOE, labrado a base de inoperancia durante cuatro años; y del de la más que probable mayoría absoluta del PP, que va a suponer un paso atrás. Pero eso, claro, es lo que yo creo, porque millones de personas en España ven una realidad en la cual el PP va a hacer las cosas muy bien y nos a sacar de la crisis. No tengo muy claro en que se basan, todavía no he encontrado ningún programa electoral del PP, así que me da la sensación de que los españoles vamos a formar parte de un gran Auto de Fe, como aquellos rollos macabeos medievales que acababan exaltando a Dios, sólo que con blackberrys e Ipads, primas de riesgo y fusiones bancarias; y al final, en la apoteosis, una imagen sería y anticuada de un triste señor llamado Mariano.
Los demás, los que no vamos a apoyar al PP, la inmensa minoría, nos hemos puesto a hablar de política. Hemos salido a las calles y hemos decidido protestar porque nos hemos dado cuenta de que las cosas están fatal, no sólo por lo mal que lo ha hecho nuestro gobierno, ni por lo interesados y poco colaboradores que han sido los del PP, ni siquiera por los intereses puntuales de los nacionalismos vascos y catalanes, ni por que haya, permanentemente, más de un 30% de abstención en cualquier convocatoria electoral. No. La inmensa minoría que tomó las calles de todas las ciudades de España se ha dado cuenta de que esa frase de “A mí no me interesa la política” ha servido a los políticos para actuar en nuestro nombre y meternos en un lío. Nos han llevado por el camino de las explicaciones simples y de las medidas inevitables. Y cuando pasaba algo gordo, respondían con frases de esas hechas y vacias de contenido, que empezaban siempre con la palabra que advertía que la gente iba a dejar de interesarse por el contenido de la declaración: En política… tal, en Política… cual.
Y claro, si gente inútil, gente incapaz y gente preocupada sólo por su propio bienestar se dedica a dirigir un país pensando que ellos son lo mejor que ha ocurrido desde el Big Bang y que los votantes somos subnormales; y la ciudadanía les sigue votando pase lo que pase; definitivamente, la gente inútil e incapaz confirma que los ciudadanos, sus votantes, son subnormales.
Por suerte no es así. Una inmensa minoría ha puesto en marcha un movimiento social y global tan potente que va a empezar a estudiarse en la Universidades antes de que Esperanza Aguirre y los suyos lo entiendan. Se ha convertido en una especie de juez que crítica el sistema desde fuera y, por primera vez, ha conseguido que a los dirigentes patéticos de nuestro país se les suban los colores. A los del PP porque como no saben aún de qué va esto, les asusta. La derecha tiende a prohibir todo lo que no comprende y teme, como la homosexualidad, los inmigrantes o los ateos; y por eso quiere liarse a porrazos con los manifestantes. Lo malo es que no tiene muy claro quienes son esos manifestantes, porque resulta que somos una inmensa minoría de ciudadanos, ciudadanos sin etiquetas. Se da la circunstancia de que a la mayoría de los que ayer nos manifestamos por ahí, Rajoy nos cuenta como sus posibles votantes, porque al margen de las fotos de unos cuantos pintorescos perroflautas, el resto somos tan “normales y respetables” como la señora del quinto, esa de misa diaria que casó a su hija con un ingeniero muy bien colocado.
Los del PSOE, que sí han comprendido en qué consisten estos movimientos, están locos por fichar a esa gente sin rostro, pero han llegado tarde. Han perdido para siempre a los votantes ciudadanos manifestantes, porque a diferencia de lo que ocurre en el PP, que los votantes votan y votan pase lo que pase; una gran parte de los votantes de izquierdas son diferentes y pasan una factura cada cuatro años. En las encuestas de ayer, se habla de una factura de 40 escaños (pocos me parecen).
Así que gracias al desastre mundial y nacional, la gente ya no puede decir eso de «A mi no me interesa la política», porque ha ocurrido lo que nos temíamos, y es que la política si se ha interesado por nosotros y nos ha jodido. Menos mal que quedan plazas por ocupar y mensajes por difundir. Menos mal que una inmensa minoría ha decidido preocuparse por la política.
Aún no estamos en campaña, así que aún no puedo pedir el voto para EQUO.