(Publicado inicialmente en el Blog de eQuo Algete)
El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha sacado a información pública el estudio de impacto ambiental de la Radial-1. La nueva autopista madrileña de peaje prevista por el ejecutivo de Esperanza Aguirre pretende ser la alternativa a la A-1, descongestionando y resolviendo los problemas de transporte de una de las zonas que registra mayor intensidad de tráfico de la región. Tendría 24,6 kilómetros de longitud y conectaría la carretera de Burgos a la altura de la M-40 con la variante de El Molar. El proyecto supondrá una inversión en la obra de nada menos que120 millones de euros y tiene prevista su ejecución en dos años, con lo que la nueva vía pueda inaugurarse en 2015, a finales de esta legislatura, en una apuesta clara de los populares por las infraestructuras de transporte de explotación privada en lugar de lo público y de la protección del medio ambiente. Esperanza Aguirre está muy ilusionada con que el próximo Gobierno central construya la Radial 1 de peaje y afirma que esto se haría “sin coste alguno para el contribuyente”. Basta comprobar la situación de las cinco radiales de peaje ya existentes en la comunidad madrileña para darse cuenta de la falsedad de esta afirmación. Si se llegase a construir la R1, ni solucionará los problemas de transporte, ni nos saldrá gratis a los madrileños.
Desde eQuo Algete y desde grupos conservacionistas como Ecologistas en Acción se recuerda que durante el gobierno de José María Aznar, en la legislatura 2000-2004, con Álvarez-Cascos como ministro de Fomento (paradójicamente, hoy día cabeza visible de otra formación política), se diseñaron las radiales de peaje 2, 3, 4 y 5. Por aquellos años se afirmó, como en el caso de la ahora anunciada R1, que iban a solucionar los problemas de atascos de la Comunidad de Madrid. La realidad ha sido bien distinta, y recuerda mucho a los casos de “aeropuertos sin aviones” de otras comunidades que están siendo actualidad en las últimas semanas. Aparte del enorme impacto ambiental que han provocado estas cuatro radiales, han supuesto un fiasco económico que nos está saliendo muy caro a los contribuyentes. Aunque inicialmente se fijó un coste de 1.756 millones de euros, acabaron costando el doble, 3.604 millones de euros. Pero, en conjunto, no llegan al 40% del tráfico previsto, por lo que las concesionarias (prácticamente todas las grandes constructoras españolas, junto a varios bancos) están recibiendo créditos participativos avalados por el Estado por grandes cantidades, hasta igualar lo que hubieran recaudado si el tráfico llegara al 80 por 100 (nada menos que 250 millones de euros en 2010 y 135 millones en 2011).
Dentro de la nefasta política de transporte de los populares en la Comunidad de Madrid, también se aprobó en aquella época la AP-41, Madrid-Toledo, la quinta radial de peaje que funciona en la actualidad en el área metropolitana madrileña. La AP-41 Madrid-Toledo tiene el 11 por 100 del tráfico previsto. Costó la nada despreciable cifra de 440 millones de euros. La concesionaria ha demandado al Ministerio Fomento y el Tribunal Supremo le ha dado la razón en una sentencia del 17 de mayo de 2011, por lo que el Estado deberá compensar a la concesionaria por incumplimiento contractual, ascendiendo la compensación a 320 millones, pues la obra iba a llegar hasta Córdoba y el hecho de que concluya en Toledo les ha hecho perder rentabilidad a la concesionaria.
Por tanto, vemos cómo las estimaciones de tráfico no se han cumplido ni por asomo, ni tampoco que la construcción nos ha salido gratis a los contribuyentes como afirma la popular Esperanza Aguirre, puesto que el Estado esta subsidiando, de uno u otro modo, a las constructoras. Si de verdad se quiere arreglar los problemas de congestión en las grandes vías de acceso a Madrid, la solución hace tiempo que está inventada, tiene muchas ventajas ambientales, es más equitativa socialmente y apenas tiene coste económico: reservar carriles en exclusiva para los autobuses (sin necesidad de ampliar ningún carril). Este modelo tan exitoso que ya funciona en un tramo de la A-6 desde 1995 (el conocido como “carril BUS-VAO”) pese a las reiteradas promesas, nunca se ha extendido al resto de las vías de acceso a Madrid. O todavía más ecológico, la construcción de vías exclusivas para ciclistas, como en el caso del carril bici que discurre paralelo a la M-607 (Autovía Madrid-Colmenar) y que comienza muy cerca de la unión de esta carretera con la M-40 para llegar a Colmenar, donde se continúa con otro tramo, paralelo a la M-609 que llega hasta Soto del Real.
La “solución” de Esperanza Aguirre a los problemas del tráfico en la zona norte
La Nacional 1 es actualmente una de las vías que registra una mayor intensidad de circulación, alcanzando un tráfico de 142.000 vehículos al día en el punto kilométrico 18, a la altura de Alcobendas, y reduciéndose hasta 49.000 a la altura de El Molar. La R-1 (que la Comunidad bautizará como “RM-1” en una maniobra política para poder construirla sin contar con la aprobación del Gobierno Central) mejorará según los populares el tráfico de larga distancia, distribuyendo los vehículos que actualmente entran y salen de la capital en dirección norte, evitando los atascos que se producen los fines de semana y mejorando las comunicaciones con el aeropuerto de Barajas.
El presupuesto de construcción alcanzará los 120 millones de euros, curiosamente 60 millones menos que el coste del proyecto de la R1 licitada por el Ministerio de Fomento y que quedó desierto. Su financiación, como el resto de radiales, se realizará con un peaje que cobrará la empresa concesionaria. Para la adjudicación de la obra, que tendrá un plazo de ejecución de dos años, el Gobierno regional afirma que optará por la oferta que presente un peaje más económico.
La nueva autopista proyectada será de dos carriles por sentido, discurrirá de la M-40, a través de la M-12, hasta El Molar, y tendrá una longitud de 24,6 kilómetros, a lo largo de los cuales conectará con la M-40, la M-50, la M-100 y la variante de El Molar, situada a 40 kilómetros de la capital. Se trata de un proyecto complejo que requerirá la construcción de hasta cincuenta estructuras a lo largo del trazado, de las que siete serán viaductos.
El trazado de la nueva autopista discurrirá por la margen derecha de la actual A-1 en una zona de alto valor ecológico por si proximidad con el cauce del Jarama. Según el ejecutivo madrileño absorberá tanto el tráfico de corto recorrido hacia los municipios de Alcobendas y San Sebastián de los Reyes, como el de media distancia hacia todas las localidades colindantes a la carretera de Burgos y de la Sierra Norte, a cuyos vecinos facilitará el acceso hasta el centro de la ciudad. Según los populares, la conexión con la M-100 generaría un nuevo acceso distribuidor hacia los municipios de Algete, Cobeña, Daganzo de Arriba y Fuente El Saz del Jarama, descargando de tráfico a la actual autovía que a esa altura soporta más de 100.000 vehículos al día.
Esta actuación, según datos de la Consejería de Infraestructuras y Transportes y de los que desde eQuo Algete dudamos ante los precedentes de las otras radiales, beneficiará directamente, según los populares a los vecinos de Madrid capital, Alcobendas, San Sebastián de los Reyes, Paracuellos del Jarama, Algete, Ajalvir, Daganzo de Arriba, Cobeña, San Agustín de Guadalix, Fuente El Saz del Jarama, Valdetorres del Jarama, Alalpardo, Valdeolmos y El Molar, así como a todos los usuarios de la actual carretera nacional A-1 que viajen al norte.