Unas jornadas sobre «La apicultura, un negocio sostenible» se han celebrado este miércoles 23 de noviembre en la Sala de Plenos del Ayuntamiento de Montejo de la Sierra con el objetivo de orientar al empresario en los distintos aspectos prácticos a los que se tendrá que enfrentar cuando decida impulsar un negocio.
Esta es la cuarta edición de las jornadas que se han centrado en la «Apicultura: Producción y Distribución», dirigida a aquellas personas que se estén planteando emprender un negocio en este sector o que quieran innovar y mejorar en él.
En el primer bloque ha habido tres ponentes que han expuesto de forma teórica la realidad de la Apicultura en la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón, los inicios de la actividad apícola y los posibles usos de la explotación comercial de las colmenas de abejas. Al finalizar cada exposición, los ponentes han dejado unos minutos para preguntas o dudas de los asistentes.
El segundo bloque ha consistido en una mesa redonda entre empresarios del sector de la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón y de la Sierra Norte de Madrid, en la que cada empresario ha hablado de su experiencia personal y debatido sobre temas actuales relacionados con el sector.
La apicultura en la Comunidad de Madrid
En la Comunidad de Madrid están registradas 179 explotaciones con un total de 8.461 colmenas, 30 de las cuales tienen más de 150 colmenas, considerándose su actividad como profesional.
La mayoría de las explotaciones apícolas son estantes, es decir, los colmenares de sitúan en lugares idóneos y en general no se mueven. Tan solo 33 explotaciones apícolas realizan trashumancia de las colmenas por diferentes municipios para el aprovechamiento de la flora. Están fundamentalmente distribuidos por la Sierra Norte y en la Cuenca Alta del Manzanares.
Según la última estadística, recogida en el año 2010, la producción de miel en la Comunidad de Madrid, fue de 148.732 kilogramos de miel. Esto supone un 0,45 por ciento de la producción total de miel en España. El tipo de miel de mayor producción en nuestra región es la miel milflores (65 por ciento), recogida por las abejas de muchas flores diferentes. En cuanto a la producción de cera y polen en el año 2010, fue de 8.000 kilogramos y 2.000 kilogramos respectivamente.
Además de la producción de miel, el papel más importante que desarrollan las abejas en la conservación del medio ambiente es la polinización. Las abejas representan el 85 por ciento de la fauna polinizadora de las plantas cultivadas.
La producción de semillas es fundamental en la recuperación vegetal de zonas degradadas, lugares donde un incendio, excesivo pastoreo, agricultura inadecuada o mala gestión han llevado al deterioro de la cubierta vegetal.
Además, evita otros problemas como la erosión y la desertización, aumentando la retención del agua, permitiendo su mejor absorción en el terreno. También las abejas ayudan a la conservación de especies vegetales en peligro, y contribuyen a mantener la abundancia y la diversidad animal.
La abundancia de semillas, frutos y plantas, consecuencia de una buena polinización, es fundamental en la alimentación de los animales silvestres y también de la ganadería extensiva.
Protección de la Unión Europea
Cada invierno, desde hace algunos años, miles de apicultores de todo el mundo encuentran sus colmenas vacías de la noche a la mañana. Enjambres enteros se desvanecen sin dejar rastro. El responsable es el llamado Trastorno del colapso de las colonias (CCD por sus siglas en inglés), también conocido como desabejamiento, una enfermedad que tiene desconcertada a la comunidad científica y que podría hacer peligrar la supervivencia de una especie básica para la biodiversidad.
Se calcula que Estados Unidos está perdiendo cada temporada un tercio de su colonia apícola debido a este problema. Sin embargo, las causas de este fenómeno permanecen desconocidas. El presidente de la OIE (Organización Mundial de la Sanidad Animal), Bernard Vallat, ha dado la voz de alarma, y advierte que, de no tomarse medidas, la situación podría desembocar en un «terrible desastre biológico».
Pero la importancia de las abejas transciende el mundo natural y alcanza al económico: se calcula que un tercio de la producción mundial de alimentos depende directamente de las abejas, cuya labor de polinización es indispensable para los cultivos. Eso significa que unos 30.000 millones de euros de la economía mundial están ligados al sector apícola.
Un documental estrenado en 2009 y llamado «Vanishing the bees» (La desaparición de las abejas) ya mostraba la enorme relevancia de ciertos productos químicos agrícolas en este problema mundial.
Precisamente, el Parlamento Europeo acaba de reclamar la adopción de medidas urgentes para proteger la salud de las abejas, amenazadas por el aumento de la mortalidad de sus colonias a escala mundial.
Plaguicidas y buenas prácticas
El pleno de la Eurocámara aprobó un informe del eurodiputado socialista húngaro Csaba Sándor Tabajdi que insta a Bruselas a prohibir el uso de ciertos plaguicidas y reclama la puesta en marcha de campañas para concienciar sobre la gravedad el problema. En particular, reclama el establecimiento de un calendario que prevea, a largo plazo, la retirada definitiva del mercado de los plaguicidas neurotóxicos y de los productos de uso agrícola que contengan estas sustancias.
Entre los factores que contribuyen a la mortalidad de las abejas, el informe menciona, además de los plaguicidas, la presencia de ciertos parásitos, la falta de medicamentos específicos, la disminución del forraje silvestre y la diversidad, los campos electromagnéticos y los organismos genéticamente modificados (OGM).
Para responder a las amenazas, el Parlamento Europeo aboga asimismo por la creación de una estrategia global de medicamentos para las abejas, que identifique para cada enfermedad las condiciones de actuación y los tratamientos adecuados.
También pide el apoyo a programas de reproducción centrados en la tolerancia a las enfermedades y los parásitos, en particular contra el ácaro «Varroa destructor», que contribuye a debilitar el sistema inmunitario de las abejas y favorece el desarrollo de un virus letal cuando no se trata.
El Parlamento Europeo insta asimismo a Bruselas a estudiar la posibilidad de extender la cobertura del Fondo Veterinario de la UE a las enfermedades que afectan a ese insecto y de elaborar una guía de buenas prácticas apícolas y en materia de higiene. El informe alerta de que pasar por alto el declive de las poblaciones de abejas podría tener un «grave impacto negativo» en la agricultura, la producción, la seguridad alimentaria, la sostenibilidad ambiental y los ecosistemas.
En la UE existen unos 700.000 apicultores, entre los que hay profesionales, aficionados y también productores agrícolas que tienen esta actividad como complemento de sus ingresos.
España es el país con más colmenas (con 2.459.373, el 17% de la UE) y el que más se beneficia de los fondos europeos para el segmento apícola; sus planes nacionales tendrán un presupuesto anual de 11 millones de euros, 5,5 millones de euros procedentes de las arcas comunitarias.