EQUO Madrid tacha de fracaso absoluto la legislatura de Ignacio González

Balanza debate del E. de la RegiónSi hay un calificativo que defina a la perfección la legislatura de Ignacio González es el de fracaso. En primer lugar, es un presidente de la Comunidad que no ha sido elegido por las urnas. Recogió el testigo de Esperanza Aguirre tras su retirada, pero la ciudadanía no ha tenido oportunidad de votar democráticamente si el señor González está cualificado para ocupar el cargo de Presidente de la Comunidad. En EQUO, tenemos claro que Madrid se merece algo mucho mejor.

A pesar de que González haya hecho un balance excelente de esta última legislatura, nosotros discrepamos con dicho análisis, de principio a fin. Aseguraba el Presidente que durante su mandato se ha reducido el déficit sin que ello haya supuesto una pérdida de calidad en los servicios que ofrece la Comunidad. Para nosotros esto no es más que una falaz mentira. Desde hace años, siempre bajo los gobiernos del PP, la sanidad y la educación, dos de los pilares del Estado de Bienestar, han sido objetivo de recortes y de una política de acoso y derribo continua. Con la excusa de la crisis se han ido reduciendo las partidas destinadas a dichos sectores, con graves consecuencias para su funcionamiento.

En Sanidad los recortes han supuesto el cierre de plantas enteras, el desmantelamiento de Hospitales como el Carlos III (forzosamente vuelto a montar por la llegada del Padre Pajares, enfermo de ébola), el colapso sistemático de Urgencias por el que los pacientes tienen que esperar horas a ser atendidos aparcados en pasillos fríos y ruidosos, la derivación hacia los centros privados, o filtraciones de los datos personales de los pacientes de los centros públicos a los privados, lo que podría suponer una vulneración de la protección de datos.

En educación se han aumentado las tasas, tanto para las escuelas infantiles como para los estudios universitarios, lo cual rompe la premisa de que la educación debe ser un factor de cohesión social, dado que sólo pueden acceder a los niveles más tempranos y a la enseñanza superior aquellos que tengan medios para pagarlos. Al mismo tiempo, el Gobierno que dirige González ha reducido la inversión en la Escuela Pública en los niveles obligatorios, impulsando a su vez ayudas para la privada, y ha relegado a un segundo plano tanto la educación para adultos como la Formación Profesional. Así mismo, consideramos vergonzosa la reducción de las ayudas para comedor y libros de textos, sin las que muchas familias se ven en serios apuros para poder alimentar correctamente a sus hijos, cuya única comida a veces es la que reciben en el centro educativo.

Todo esto debería ser suficiente para tachar la gestión de González como nefasta, sin embargo, lejos de mejorar, el resto de aspectos solo decantan la balanza hacia lo que podríamos calificar como una gestión desastrosa.

El fiasco de Eurovegas dejó claro que el Gobierno de la Comunidad estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por atraer capital extranjero, incluso cambiar la ley del juego o la antitabaco. El urbanismo especulativo, el euro por receta (declarado inconstitucional), el ERE de Telemadrid, el intento de privatizar el Canal de Isabel II, el caso Bankia, la indiferencia mostrada ante el drama de los desahucios, la falta de ayudas a dependientes, el céntimo sanitario por la gasolina, la recalificación ilegal de terrenos, el ático de Ignacio González…

No nos faltan motivos para celebrar que este sea el último debate del Estado de la Región en esta legislatura. Estos cuatro años se nos han hecho largos, larguísimos, y esperamos con ansia las elecciones del próximo Mayo, en las que esperamos, por fin, echar al Partido Popular del Gobierno de la Comunidad.

Nos falta espacio para hablar de todos fracasos del Señor González pero, sin duda, queremos recalcar uno en concreto. La corrupción. El caso Gürtel, uno de los grandes escándalos de corrupción en nuestro país, y en el que aún no se han señalado culpables, pende como la espada de damocles sobre todo el gobierno del Partido Popular en Madrid, y no deja espacio para la credibilidad entre los miembros del mismo.

Por todo esto, creemos, estamos convencidos, de que es la hora de equilibrar la balanza. Que los derechos no pueden pesar menos que el colapso planificado de la educación, que la ciudadanía no es menos importante que la especulación inmobiliaria, que la crisis económica no justifica que no se atienda a todos los ciudadanos por igual.