Antonio, María, Ana y Bahir, vidas marcadas por la pobreza

Antonio, María, Ana y Bahir son nombres ficticios con los que hemos querido visibilizar la realidad de muchas de las personas que residen en nuestro país, con vidas distintas bajo un denominador común: la lucha contra la pobreza y la exclusión.

María es una de las casi 8 millones de personas que viven con ingresos anuales inferiores a 12.000€ en nuestro país. Esta es la situación en la que se encuentra el 40,25% de los contribuyentes de nuestro país, según reflejan las tablas estadísticas del impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) publicadas en agosto de este año. Pero dentro de ese procentaje hay datos aún más alarmantes: más de 5,6 millones de personas, como María, no alcanzan los 6.000€/año, (más del 28% de los contribuyentes) una cifra claramente por debajo del umbral de la pobreza. Día a día se enfrentan a la falta de empleo, y a carencia de recursos que desde las administraciones públicas se ponen al alcance de estas personas más vulnerables.

María, tras agotar el subsidio por desempleo, es perceptora de la renta mínima de inserción (RMI) en la Comunidad de Madrid, tiene una hija de 2 años a su cargo que se llama Ana,  por la que intenta luchar con la ayuda que les proporcionan familiares y amigos. María no puede llevar a Ana a escuelas infantiles por recibir las ayudas de esta materia vía IRPF y no de forma directa, como sería lo apropiado, y tampoco puede acceder a puestos de trabajo, por no poder adecuar conciliación familiar a las precarias condiciones laborales del puesto, horarios y duración de jornada.

Ana es una más de los menores que se encuentran en pobreza o en riesgo de exclusión en nuestro país. España es el tercer país con mayor pobreza infantil de la Unión Europea, solo por detrás de Rumanía y Grecia. El 40% de nuestros menores (y sus familias) viven por debajo del umbral de la pobreza como consecuencia de la falta de políticas en materia de prevención y protección, debido a los más de 11.500 millones de recortes en ayudas retiradas entre 2009 y 2015.

Antonio se encuentra dentro de los 4.7 millones de personas cuya renta se encuentra entre los llamados “mileuristas” españoles. Durante el último ejercicio perdió su empleo, y la búsqueda de uno nuevo le ha obligado a encadenar varios contratos temporales, de un mes, en distintas empresas. Esto, en nuestro país se considera como segundos empleadores, y, pese a cobrar menos que en su antiguo empleo, este año en su declaración se ha visto obligado a pagar casi 300€ a Hacienda.

Bahir llegó a nuestro país huyendo de la guerra en el suyo, donde escaseaban los alimentos y donde no podía garantizar la seguridad de sus hijos. En el camino de huida vio como personas que lo acompañaban en el intento perdían la vida por el camino y como se les cerraban las fronteras a su paso. Sin embargo, a miles de kilómetros se ha quedado Matilda, que no ha podido emigrar en busca de oportunidades y se enfrenta a una pobreza extrema; como los 783 millones de personas aproximadamente que viven por debajo del umbral de pobreza internacional, con 1,90 dólares diarios.

Muchas son las causas que obligan a las personas a abandonar su país, las duras condiciones climatológicas que provocan largas épocas de sequía y por tanto escasez de alimentos, que redunda en hambruna, o conflictos bélicos entre otros, que provocan que las personas se vean obligadas a migrar en busca de una vida mejor. Esta situación unida a políticas migratorias (homicidas) (erróneas), como el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, no han servido para mejorar las condiciones de vida de los migrantes y han convertido a Grecia en una cárcel y en un cementerio al Mediterráneo.

Antonio, María, Ana y Bahir ven impasibles como viven en un país con un sistema fiscal basado en el rendimiento de trabajo cuando en él se viven épocas de elevadas cifras de desempleo, que perjudica a los más vulnerables y fomenta el aumento de la brecha de desigualdad. Ven como existen rentas por debajo del umbral de la obreza, que incumplen la Carta Social Europea y cómo algunos usan los objetivos de desarrollo sostenible y la Agenda 2030 para fines diferentes a los que se crearon.

Para Equo Madrid, Antonio, María, Ana, Bahir o Matilda son importantes, como el resto de personas que sufren las consecuencias de las malas políticas que han ocasionado la actual situación de precariedad, en España y en el resto del mundo.