
Los alumnos del IES Dámaso Alonso, situado en el Distrito de Fuencarral-El Pardo, se llevaron una desagradable sorpresa la pasada semana: no habría bachillerato de ciencias en el curso 2012-2013. A pesar de contar ya con numerosos alumnos matriculados en esa opción, la Consejería de Educación había decidido suprimirla de su instituto.
Si para los chicos y chicas se trataba de una malísima noticia, para sus familias representaba una catástrofe. El período de matriculación en los centros dependientes de la Consejería de Educación ya se había cerrado, así que no había posibilidad de solicitar plaza en otro centro distinto. Además, los institutos más cercanos – el Príncipe Felipe, el Herrera Oria – tienen sus cupos completamente cubiertos, por lo que no se vislumbraba ninguna solución viable al problema.
Los alumnos comprendieron de inmediato la gravedad de la situación y qué debían hacer: movilizarse, utilizando las redes sociales para llamar la atención sobre su caso. Por su parte, los padres y madres y el profesorado emprendieron igualmente acciones para intentar parar el golpe. Y lo consiguieron: la noticia ha saltado a los medios, y la Consejería se ha visto obligada a rectificar. Según se informó en la asamblea celebrada en el centro el lunes 18, la Consejería se justificó argumentando que contaba con información desactualizada, y que a la vista de los nuevos datos reconsideraría su decisión.
En todo caso, los alumnos, las familias y el profesorado no se fían de las autoridades, y por ello continúan movilizados. El martes 19 han vuelto a concentrarse en el instituto, y siguen recogiendo firmas contra el cierre. Y no van a bajar la guardia hasta tener la completa seguridad de que el próximo curso sigue habiendo bachillerato de ciencias en el Dámaso.
Un servicio público más del distrito, en peligro
La raíz del problema reside en la reforma educativa del ministro Wert, que elimina la obligatoriedad que los centros públicos tenían hasta ahora de ofertar al menos dos modalidades de bachillerato. La Comunidad ha decidido apuntarse a esa posibilidad, como era de esperar. Y lo hace a sabiendas de que los institutos públicos que oferten una sola especialidad de bachillerato se quedarán sin alumnos y acabarán cerrando sus puertas, más temprano que tarde.
Ese sería el caso del Dámaso si finalmente despareciera el bachillerato de ciencias. Muchas familias decidirían no matricular allí a sus hijos, ante el riesgo de tener nuevamente que cambiar de centro al final de la ESO. Esto significaría la condena a muerte del instituto, y la pérdida de un servicio público más en nuestro distrito.
Incluso si se cumplen los pronósticos más favorables y finalmente la Consejería da marcha atrás, la batalla no está ganada: no hay garantías de que no vuelva a intentarlo el curso que viene.
Una marea de recortes
Lo sucedido con el Dámaso es sólo un aperitivo de lo que se nos avecina en los próximos meses: en el próximo curso van a empezar a sentirse con toda su fuerza los recortes de la Comunidad de Madrid en el terreno de los servicios públicos. En concreto, en el campo de la educación, habrá que estar atentos a las Instrucciones que se dictarán en julio y que organizarán los centros públicos para el curso que viene. Recordemos que las Instrucciones del pasado año supusieron la no renovación de los contratos de interinos, lo que desencadenó un conflicto que sigue vivo.
Mientras tanto, el gobierno de la Comunidad hace bandera de su política fiscal, consistente en extender las desgravaciones a los más ricos (sobre todo, por los gastos escolares de los colegios de pago) y renunciar a figuras impositivas que graven a los más pudientes. Todo el peso del esfuerzo para adecuar los gastos de la Comunidad a sus ingresos se está descargando, vía recortes y subidas de tarifas, sobre los hombros de las clases medias y populares. Una política deliberada, en aras de una sociedad más injusta y menos equitativa.
Es el momento de luchar
Frente a esto, el único camino es la lucha y la protesta ciudadana. Los alumnos del Dámaso nos han dado un ejemplo a seguir, como nos lo dieron hace ya unos años el AMPA y los alumnos del IES Mirasierra: se puede, ¡claro que se puede!
Y cuantos más seamos, más podremos. Para luchar contra el cambio social que el PP está ejecutando bajo el pretexto de la crisis, no sobra nadie: es el momento de ser lo más inclusivos posibles, de ser capaces de tolerar las diferencias y hacer hincapié en lo que nos une, sin renunciar a la propia identidad de cada movimiento. Sólo así podremos ser lo suficientemente fuertes como para hacer frente a la auténtica marea negra que se nos viene encima.
