El 17 de octubre es el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, un punto clave en la difícil situación de crisis medioambiental que sufre la humanidad.
En primer lugar, porque la crisis ecológica que vivimos hace mella en las personas más vulnerables. A nivel global, las grandes migraciones provocadas por el cambio climático, han supuesto el desplazamiento forzoso de un promedio anual de 21,5 millones de personas desde 2008, según ACNUR. Sequía, desertificación, falta de agua potable, empujan a miles de personas a la más absoluta miseria.
En nuestro país, las personas más vulnerables son también las grandes perjudicas por la crisis económica y social. Los datos del informe AROPE 2017 (Indicador de riesgo de pobreza y exclusión) de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN-ES) muestran que 12.989.405 personas, el 27,9 % de la población residente en España, está en riesgo de pobreza y/o exclusión social. Más del 31 % de ellas son menores de 16 años. En la Comunidad de Madrid, el 5,7% de la población sufre pobreza severa.
En Equo creemos que la lucha contra la crisis ambiental debe estar unida a la lucha contra las desigualdades sociales. Solo podremos vivir en un planeta sostenible si todos los habitantes tenemos una vida digna. Para luchar contra el cambio climático, la desertificación o la pérdida de biodiversidad, la población tiene que tener unos mínimos que garantice su calidad de vida. Así podremos cumplir nuestra máxima de “vivir bien, con menos”.
Por eso, consideramos necesario plantear un cambio en nuestro sistema económico-social. Abandonar megaproyectos contaminantes, insostenibles y costosos; que solo benefician a grandes organizaciones empresariales y plantear seriamente un proceso que garantice derechos básicos universales: sanidad, educación, servicios sociales, vivienda…
Debemos empezar por garantizar un sistema de pensiones digno. Según datos del sindicato UGT, el 50 % de nuestros pensionistas cobran por debajo del umbral de la pobreza. Y consolidar este sistema con la implantación de una renta básica garantizada por encima del umbral de la pobreza.
Tenemos la capacidad de crear una sociedad sin desigualdades, con garantías de buena calidad de vida para todos y ecológicamente sostenible. Solo nos falta voluntad y perseverancia para conseguirlo. Nos va la supervivencia de nuestro planeta, y la de futuras generaciones en ello.