El 1 de noviembre marca un antes y un después en la recogida de residuos de la capital, al igual que la introducción, entre 1999 y 2002, del contenedor amarillo para envases. Desde hoy, en 125.000 viviendas (255.000 habitantes) de 17 zonas, en 10 distritos de la capital, se pueden depositar los desechos orgánicos en el cubo marrón.
Este sencillo gesto es de vital importancia: Madrid tiene que cumplir con el objetivo europeo de alcanzar el 50% de residuos preparados para la reutilización y el reciclado antes de 2020. Por ello, el Ayuntamiento quiere extender a toda la ciudad la recogida selectiva de materia orgánica, que se realizará a diario, antes de concluir el mandato municipal.
Los madrileños generaron en 2016 una media de 1,1 kilos de basura al día. Del total de estos residuos, el 71% correspondieron a la fracción resto (contendedor gris de tapa naranja) que está constituida por un 47% de materia orgánica, en el caso de la basura doméstica, y un 30% en el sector comercial.
Con este quinto contenedor, Madrid espera «reducir la emisión de gases invernadero, generar biogás y fertilizante y reducir la cantidad de basura que lleva al vertedero», como ha indicado Inés Sabanés, delegada de Medio Ambiente y Movilidad y miembro de Equo, quien ha destacado las ventajas ambientales de esta iniciativa.
Para que la ciudadanía se vaya acostumbrando, el Ayuntamiento ha puesto en marcha una campaña de información y concienciación, puerta a puerta. Además, toda la información está disponible en la web ‘Acierta con la orgánica’.